domingo, 4 de enero de 2015

Android

Hoy, leyendo el tema expuesto por Bo, he recordado la anécdota de un amigo marroquí.

El Hassan se casó hace mucho tiempo con una magrebí inteligente y honesta desde mi punto de vista. Tuvo una depresión y de vez en cuando cogía unos ataques de agresividad inauditos, siendo una mujer muy corpulenta dejaba al pobre Hassan hecho unos zorros hasta tal punto que una noche lo tuvieron que ingresar en el hospital con signos de asfixia. Como el médico no lo vio claro, llamó a la policía y esa se presentó en su casa. Podéis imaginaros la cara de sorpresa de los policías al ver el panorama. El se negó a Android.

Al cabo de un tiempo lo encontré con un ojo morado, el brazo lastimado y una costilla fracturada. Le propuse llevarlo al hospital y se negó, temía (con razón) que esta vez, la policía tomara cartas en el asunto de forma unilateral.



Harto de verlo en aquella situación, le dije: Hassan, es que tu no eres moro y te dejas pegar por tu mujer? – Es que no puedes defenderte? Entonces es cuando él me respondió: Es que tu ser torero?
La cuestión es que la quería, y mucho.
http://tecno4you.com/

Es evidente que el amor no tiene fronteras, eso está más que claro.
Lo que sí tiene fronteras son nuestros prejuicios, basados en unos estereotipos, que si bien hay que tenerlos en cuenta, no nos sirven para prejuzgar a ningún individuo por su cultura, religión o procedencia.

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