martes, 1 de diciembre de 2015

Uso de la chia

A quién le ofreceré todas las caracolas recogidas en la arena? A quién le haré participe de mis deseos e ilusiones con el fin de que me potencie las ganas de ser yo? A quién esperaré en el portal cuando salga del trabajo? A quién llamaré por las noches desde la soledad de mi habitación con el objetivo de encontrar esa voz que me diga que no me preocupe, que puedo contar con ella?

Las sensaciones van y vienen y son sólo mías, no nuestras. Cuántas veces diré “te quiero” con la mirada y con mi voz? Cuántas veces podré hacerlo? Cuántas veces nuestros ojos no podrán mirarse porque no estamos frente a frente? Cuántas veces no podremos soñar con nuestra complicidad forjada a base de confianza y de sinceridad? Cuántos momentos se perderán en mis sueños sin poderlos sacar de mi mente? Cuántos se han perdido ya? Cuántos podrían haber sucedido realmente sólo con un simple susurro?

He colgado el teléfono, no más llamadas perdidas, ya descubriré esos ojos en cualquier avenida.


http://www.yparaquesirvelachia.com/
La noche caía y una sensación de paz venía, estaba oscuro, es cierto, pero demasiado claro todo como para no saber que era una de esas noches donde no añoraría a nadie. Y me sirvieron de mucho las risas compartidas con la complicidad emergente que proyectais en mí, y cierto es que todo lo difícil se ha vuelto más sencillo, sobretodo al producirse escalofríos en mí al mirar la montaña de la luz parpadeante. Lo hice muchas veces mientras os regalaba mi alegría, mis risas y todo lo que estoy recuperando de mi. La sensación de libertad fue grande y me siento bien.

Y no eché en falta a nadie, porque incluso a mediodía compartí unos minutos contigo y te hice participe de mi estancia en ese hotel rural. La luz de la piscina inspiraba una noche de armónicos y sucesión de acordes que sonaban con la misma limpieza que mis sentimientos actuales. Me siento bien conmigo y contento por verme reflejado en mí. Esa tranquilidad ruidosa de las canciones que tocamos fue importante porque vi escenas de años anteriores y me di cuenta que estaba haciendo exactamente lo que siempre me ha gustado hacer: compartir melodías.

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