miércoles, 24 de diciembre de 2014

EXPERIMENTOS

No hace frío hoy . El agua (su ausencia) crea desiertos. Se confunden maniquís con los caminantes. La palabra “fechado” inunda las tiendas. Hay una perra preñada en la plaza. ¿Por qué hay tantos ponchos en este pueblo? Unos niños escriben mensajes en hojas de cartulina y las cuelgan de los árboles. Yo de mayor quiero una alquitara. Las presas me dan vértigo. Pido un té con leche, el camarero estornuda y me pone un café con leche. Hay demasiados españoles.

Una música torturadora procedente de una tienda de “miscelánea” se cuela en mis tímpanos. Observo la rabieta de un niño caprichoso. Me enamoro de un escarabajo amarillo. ¿He dicho ya lo mucho que me gusta la empanada gallega? Este viento maldito me pone pelos de loca. Incordio al camarero torpe persiguiéndole con la mirada. Todo el mundo compra toallas. Leo: “Aznar asesino y mafioso” cerca de la aduana. La perra preñada me sigue hasta una tienda de grifos. Ahora sé que los ponchos para bebe existen y valen 2,50 euros. ¿Dónde se ha visto un w.c con el espejo en el techo? Una portuguesa dice: “Aquí no se trabaja”. En el kiosco la cara de Rui Costa junto al National Geografic. Alguien compra cartuchos en una tienda donde pone “Armas de caça” en el escaparate. Hay fuentes, sed, pero no agua. Una mujer nos invita a su casa que es una tienda. Portugal em boas mäos es un mensaje de campaña política...

Desde la cresta hueca del mundo vierte el sol sus rayos sobre el ecuador, verticales destellos alcanzan todas las cosas de esta tierra, sin distinciones, desde las personas, hasta la inmundicia remansada en su propia magma. A la par, en algún templo budista se oyen cantos a los muertos, el shunbun no hi en su apogeo.
En algún otro lugar carente de misticismo un alma testimonia el baile de sombras, mira hacía abajo con la cabeza caliente los despojos de la urbe, inmersa en los despojos, impurezas y basura. Descubre que ese abono atesora un gran caudal de vida.

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