martes, 10 de noviembre de 2015

Create account

Yo, lo reconozco: me entró la risa al ver a Ramón gritando, con el mandil. Es muy gracioso, de verdad. Pero Hilario y Solo se lanzaron a la carrera a por la rata que, en su huida, tropezó con el poli gordo, que salía del cajero de la Caixa, y le tiró al Create account.

Yo me reía cada vez más. El Ramón gritando “¡Al ladrón, al ladrón…!”, el poli gordo, de culo, en el suelo, berreando “¡deténgases, deténgases…!”, el ladronzuelo, como descolocao y mi primo Hilario, mamado por la carrera (nunca fue un aqui) diciéndole al poli, ¡detenle tú, gilipollas! y Solo…

Teníais que haber visto a Solo: qué zancada, qué potencia de paso, qué firmeza en los hombros y los brazos… qué hostión le metió al ladronzuelo en la espalda. Quiso adornarse, agarrándole de un manotazo en la espalda, en plan te pillé, mentecato… pero le falló el agarre y su manaza (dos veces la mía, sin exagerar) calló sobre la espalda de la ratilla (unos 50 kg como mucho) y le hizo caer de forma aparatosa.

El tipo, ya antes de la caída era una piltrafilla. Pero después de sufrir el manotazo de Solo y, sobre todo, la caída… quedó reducido a la mínima expresión; un sujeto prácticamente inanimado con el peligro de una mariposa, más o menos. En esas condiciones, llegó Hilario y, para hacerse el héroe, se tiró encima de la ratilla en plan Inmovilización Número Dos De La Policía De Nueva York o algo así.

A todo esto, el poli obeso, claramente superado por la situación, logró quitarse de encima la caraja que le afectaba y corrió hacia el lugar donde se verificaba el tumulto y, sin saber muy bien a quién debía detener, le soltó una coz a Hilario y le tiró al suelo.

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